19.9.06

CRISTINA Y EL SEXO

Cristina se despertó por cuarta vez esa noche. La misma pesadilla la visitaba una y otra vez, llenándola de temores y despertando en ella miedos que creía muertos. El corazón le iba a mil y se sentía otra vez como aquella niña que fue...frágil, dependiente e insegura. La habitación, en otros tiempos su rincón para resguardarse de la realidad, ahora oscura y silenciosa se le antojaba una cárcel, un infierno del que no podía escapar. Cristina abría los ojos para ver la nada, el vacío y los volvía a cerrar esperando que sólo fuera otra pesadilla más...
El vacío que llenaba su vida se le aparecía en la soledad de su cama. La llenó de desconocidas, algún que otro desconocido y tal vez de más de una conocida que soñaba con okupar ese lecho indefinidamente. Intentos fallidos para ahuyentar su soledad. Cuantos más cuerpos yacían a su lado más veces se repetía la misma pesadilla.
Estaba ella frente a un jurado, su abogado cabizbajo. El juez dicta sentencia. Una voz ronca y oscura se escucha en estéreo... "La acusada por el delito de folladora sin amor es declarada culpable. La pena que se le im-puta es la am-puta-ción de ambas manos."


Moraleja: Cómprate unos guantes de malla metálica que te protejan las manos.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Quien no ha sido culpable alguna vez... pero a veces... hace falta!!! Y a ti mas que a otras!!!

niña de azucar dijo...

Déjate, que yo a mis manos les tengo mucho aprecio v_v