17.2.09

TODO FIN TIENE UN PRINCIPIO

El claxon de un coche a lo lejos le saca de sus pensamientos. Cómo odia a los coches que pitan sin cesar, tanto como a las motos de los niñatos del barrio, con sus estruendosos motores, totalmente insoportables. Antes de que el dueño del coche decidiera pulsar en el centro de su volante, él pensaba en sus manos. Sus manos, siempre suaves, morenas y bien cuidadas habían desaparecido. No sabía en qué momento se le había empezado a secar la piel. Tampoco era consciente de haber tenido nunca esas ligeras, pero perceptibles arrugas en el dorso. Y sus uñas, más blancas y duras le recordaron a las de su padre. ¿Tanto hacía que no se miraba? De repente sintió un escalofrío que le recorrió todo su cuerpo, el temor se apoderó de él. ¿Y su cara...?
Pero entonces sonó el claxon. Miró por la ventana que tenía junto a él, una ventana con las cortinas corridas, que dejaba entrar el sol y le calentaba las mejillas. Reconoció la calle, los árboles que se veían tras los pisos, las tiendas en los bajos de los edificios, el lotero que como siempre estaba en su esquina y sus manos, también reconoció sus manos.

1.2.09

COMO APRENDER A ESTAR PERDIDO

El viernes cumplí 30 años. Uff como me suena...suena a madurez, suena a estabilidad, suena a futuro. Si suena a futuro, que ya es presente.
He de reconocer que ha sido uno de los mejores cumpleaños de mi vida, por nada en especial y porque todo ha sido especial. Al final la temida crisis cumpleañera se ha quedado en un sentimiento de felicidad.
Y es posible que sea como aprender a estar perdido, que no tengo mi camino ni medio marcado, que sigo siendo un Peter Pan con su mundo de nunca jamás particular...como aprender a estar perdido... todo se aprende...y yo llevo tanto tiempo perdida que ya ni lo noto, o será que tus manos se ocupan de mi y no dejan que pierda el sentido?
He aprendido a estar perdida y he aprendido que me tenías que encontrar.