26.10.08

CUENTO DE DORMIR

Érase una vez un niño con mil pijamas. Tenía de todos los colores, estampados, lisos, de verano, invierno y entretiempo. Tenía pijamas a rayas, pijamas con botones, pijamas de una sola pieza, pijamas hechos a mano, pijamas de mercadillo y pijamas de los más caros que pudieras encontrar. Era el niño con más pijamas del mundo, lo sabía seguro, había preguntado a todos los niños que iba encontrando en su larga vida de niño y ninguno tenía más que él. Un día una niña de ojos azules, sentada en un columpio rojo del parque de los sauces, le dijo que tenía 12 pijamas. Lo dijo en un susurro, como si al contar tal secreto alguien fuera a robarle tan preciado tesoro. El niño asintió con calma, 12 pijamas era un gran número según su investigación. Pero el tenía mil, todos perfectamente doblados y guardados en más de un centenar de cajones.
El niño con mil pijamas tenía mucha suerte, podía escoger cada día con que ropa meterse en la cama, así no tendría que pasar ni frío, ni calor, incluso tenía un pijama con un dispensador de cereales, así tampoco pasaría hambre. Era un niño afortunado!
El niño con mil pijamas nunca podía dormir. Antes sí, antes de tener mil pijamas dormía del tirón, sin despertarse ni una sola vez, sin sudores fríos, sin llantos, sin gritos.
Mil pijamas, y ninguno le servía para dormir, ni uno solo funcionaba. Mil pijamas tarados.
Antes sólo tenía tres o cuatro pijamas, lo recordaba claramente, y todos servían. Se metía en la cama, Mamá le daba las buenas noches y un beso, el pijama cumplía con su función y cerraba los ojos hasta ver llegar un nuevo día.
El día que Mamá se fue empezaron a llegar los pijamas
y el niño con mil pijamas se pregunta cada noche por qué tiene tantos pijamas rotos.

12.10.08

ELLA ERA CASA

Ella era feliz entre sus brazos. Sus besos acariciaban cada miedo que asomaba la cabeza, dejándolo dormido, indefenso. Ella era feliz entre sus piernas. Su piel era casa, sus manos seguridad, su aliento en su cuello, vida en la noche.
Era feliz.
Y deseó con todas sus fuerzas no despertar.