VERDE, COMO MI GIRASOL

Anoche soñé que estaba en un manicomio, psiquiátrico, hospital mental...llamadlo como os parezca correcto, y no, no estaba ingresada, iba de visita. Ahora mismo no recuerdo a quién iba a visitar, pero si recuerdo una sensación agobiante y de cierto terror en el momento en qué el vigilante nos encerraba en una habitación y nos decía que hasta que no fueran las 12 no podíamos salir. No busquéis ningún tipo de significado al sueño, acto seguido de saber que estábamos medio secuestrados aparecieron pistolas y algún grupo terrorista (digo yo).
La cosa es que no sé por qué nunca sueño cosas agradables, siempre sueños envueltos en oscuridad, con zombies, muertos, asesinos, casas abandonadas... lo curioso es que no me despierto a media noche, ni me levanto asustada, vivo los sueños con una gran naturalidad.

Hay otras cosas que me asustan más.
No poder librarme nunca de una sombra que pegué a la suela de mis zapatos. Que los relojes no tengan manecillas pero yo siga mirándome en el espejo y viendo cada día una cana más. Que acabe perdiendo lo último que se pierde. Que la pulsera roja me repeliera al instante mientras que la amarilla lleva más de un año aguantando. Volverme invisible y que en la panadería nadie me venda pan.