29.11.06

Y SE ENCONTRÓ UNA CARTA CERRADA

Y la dejó en un portal, apoyada en la puerta de cristal, mirando hacia adentro como quién mira el escaparate de una tienda. En el sobre sólo ponía "para tí" con una impecable letra azul cielo. Para tí escribió una mano, para tí y para nadie más se podía oir.

Sol bajaba las escaleras como cada mañana, sin ganas y más dormida que despierta. Un día más para que quede un día menos para las vacaciones...se repetía lo mismo una y otra vez durante la semana, necesitaba un descanso, ese trabajo la iba a matar. Al abrir la puerta vió que algo había caido a sus pies; un papel. A esas horas de la mañana Sol no era casi persona, pero sin dar orden alguna a sus piernas éstas se doblaron en un acto reflejo. Recogió el papel del suelo con la intención de tirarlo en la papelera de la esquina "ya no saben dónde poner la publicidad" masculló para ella misma. En ese momento se dió cuenta de que no era un papel cualquiera, era un sobre. Sol se sorprendió, lo giró para ver de qué vecino era y dejárselo en el buzón cuándo vió que ponía "para ti". Una carta cerrada, sin remitente. Sol dejó la carta con sumo cuidado en la misma posición en que la encontró, la persona que la debía recibir no podía notar que alguien más la había tocado, eso rompería el encanto. Era una historia de dos. No tenía curiosidad por ver qué contenía, qué latía dentro de ese sobre. Ella hacía tiempo que había dejado de esperar a que alguien apareciera en su puerta en busca de su amor. Soledad siguió su camino con paso firme, sin mirar atrás.

Llevaba una hora esperando en el banco frente al río. Una hora mirando al infinito del suspiro. Empezaba a tener frío en las manos y los pies pero algo le impedía moverse...podía esperar un poquito más, seguro que llegaría en cualquier momento. Se hacía tarde. Seguro que le había surgido algún problema de esos que no pueden esperar, seguro que era eso. Era tarde... así que se puso en pie y fue caminando poco a poco hacia su coche, cada dos pasos miraba atrás, era posible que llegara en ese momento...Se sentó, miró al volante y sonrió. Estaba segura de que mañana se presentaría, volvería a la misma hora a ese mismo lugar. Esperanza arrancó el coche y se alejó...sin dejar de mirar por el retrovisor.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Me cae bien Esperanza! ;-)

Anónimo dijo...

por favor qué bonito! hija ya sé por qué te llamas niña de azúcar...pero qué bien escribes!
un beso de esperanza, sol!
;)