27.7.07

POCAS PALABRAS

Los días iban pasando y todo le parecía normal, la misma monotonía, el mismo calor, las mismas personas y ella misma. Es posible que en algún momento llegara a tener esa sensación que te invade al irte de viaje, cuando al instante de cerrar la puerta tienes la absoluta seguridad de haberte dejado algo olvidado. No fue consciente de su pérdida hasta que fue demasiado tarde.
Nunca fue persona de muchas palabras, prefería escuchar, hablar cuando tenía algo que decir. Tal vez por eso sus amigos solían confiar en sus palabras, las buscaban en los momentos malos y las valoraban como si tuvieran el secreto de la vida en su interior.
Ella sentía que sus palabras eran necias y absurdas, no entendía el alivio que sentía el resto al escucharlas. Calmaba las inseguridades ajenas, los dolores del alma, las soledades injustificadas, pero su vacío no se llenaba con sus pensamientos. Las palabras en su cabeza, íntimas, propias, de uso exclusivo y continuo, no eran un bálsamo, ni un remanso de paz, no calmaban, eran lo que siempre había sospechado; necias, absurdas, faltas de interés, aburridas, inútiles...
Empezó por escuchar música a todas horas, un intento algo absurdo para distraer a la mente y así dejar a los pensamientos en un segundo plano. Su cultura musical mejoró notablemente, pero sus pensamientos esperaban cualquier momento de silencio para atacar sin piedad. Así que optó por no escucharse. Al principio no era nada fácil, la falta de costumbre... pero poco a poco se fue ignorando, se fue abandonando y sólo algunas veces notaba un eco en su cabeza, recuerdo de lo que bulló en su interior alguna vez.
El vacío se la tragó, el agujero negro del alma, lo alimentó de silencios, de rechazos y creció hasta el infinito.
Sus amigos seguían buscando sus palabras, pero eran ahora tan escasas...tan esquivas y asustadizas que apenas se dejaban ver. Las perdió, las dejó olvidadas, simplemente desaparecieron engullidas por su agujero negro.

2 comentarios:

Sinsentido dijo...

Me siento identificada con parte de tu texto. A veces ayudamos a los demás pero luego no somos capaces de salvarnos a nosotros mismos

besiños

niña de azucar dijo...

Siempre es más fácil ser objetivos cuando podemos ver las cosas desde fuera, no?