-Sigo siendo una verdad- gritaba con desespero.
Nadie escuchaba. Nadie miraba. Nadie sabía.
-Sigo siendo una verdad- gritaba mientras se iba desvaneciendo.
Nadie, nadie, nadie dio sentido a sus palabras.
-Sigo siendo una verdad- un leve susurro flotaba por el aire.
Y así pasó a ser silencio.
2 comentarios:
Ecoooo ecooooo
Los silencios pueden ser preciosos o muy, pero que muy peligrosos.
Besos mudos
Publicar un comentario