17.2.09

TODO FIN TIENE UN PRINCIPIO

El claxon de un coche a lo lejos le saca de sus pensamientos. Cómo odia a los coches que pitan sin cesar, tanto como a las motos de los niñatos del barrio, con sus estruendosos motores, totalmente insoportables. Antes de que el dueño del coche decidiera pulsar en el centro de su volante, él pensaba en sus manos. Sus manos, siempre suaves, morenas y bien cuidadas habían desaparecido. No sabía en qué momento se le había empezado a secar la piel. Tampoco era consciente de haber tenido nunca esas ligeras, pero perceptibles arrugas en el dorso. Y sus uñas, más blancas y duras le recordaron a las de su padre. ¿Tanto hacía que no se miraba? De repente sintió un escalofrío que le recorrió todo su cuerpo, el temor se apoderó de él. ¿Y su cara...?
Pero entonces sonó el claxon. Miró por la ventana que tenía junto a él, una ventana con las cortinas corridas, que dejaba entrar el sol y le calentaba las mejillas. Reconoció la calle, los árboles que se veían tras los pisos, las tiendas en los bajos de los edificios, el lotero que como siempre estaba en su esquina y sus manos, también reconoció sus manos.

3 comentarios:

PetitaCriatura dijo...

Las manos dicen mucho de una persona. Seguro que es por eso que los dibujantes afirman que es la parte del cuerpo humano más dificil de dibujar. Imagina, con todo lo que sale de ellas (como, por ejemplo, actualizaciones de blog)

Hoy he ido a la pelu y me han preguntado si quería hacerme la manicura.

Muacs!

Mul dijo...

Ojala no dejemos nunca de reconocernos a nosotros mismos...

Muaaaa

Saltinbanqui dijo...

Una terrible enfermedad la que se come todo lo que has vivido antes q tu vida.

:(